En una época donde las generaciones acostumbran documentar y compartir cualquier momento importante de su vida, ¿es ético o no publicar fotos de los niños y niñas en las redes sociales? Adolescentes avergonzados, expuestos al ciberbullying y a fraudes digitales, son algunos de los argumentos que utilizan quienes están en contra de esta actitud.
Como indica su origen en inglés, “sharenting” es un anglicismo que proviene del verbo share (compartir) y del sustantivo parenting (paternidad). Consiste en documentar las primeras sonrisas, palabras, pasos y cada una de las anécdotas de los más pequeños en cuentas de las redes sociales. En castellano, el fenómeno es conocido como “crianza en línea”.
Con el objetivo de informar acerca de la irreversibilidad de los contenidos que se suben a la nube, alertar acerca de los riesgos de esta práctica y reducir la curva del grooming, desde Aralma Asociación Civil, la organización sin fines de lucro dedicada a la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes; y junto a Smartly, Emprendedorismo Social en ODS, una empresa social -Associate Partner de la Campaña Urbana Mundial de ONU Hábitat- que lidera y coordina acciones para comunicar y localizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la región, idearon “Desviralizal@s, el mejor Live es el que no se comparte”, una campaña que podrá ayudar a las familias a tomar conciencia acerca de la importancia de la identidad digital y los peligros a los que pueden estar expuestos.
“Vivimos en tiempos donde se educa, se aprende, se compra, se vende y se vive en las redes sociales, y los niños y niñas, una vez más, quedan rehenes de esta circunstancia. Las relaciones sociales son mediadas a través de estas imágenes que muestran un recorte, lo que queremos y necesitamos mostrar o por el contrario aquello que escapa y se vuelve incontrolable: lo viral”, explicó en diálogo con este medio la licenciada Sonia Almada, psicoanalista, especialista en infancia y adolescencia y presidenta de Aralma Asociación Civil.
Un estudio de la Universidad de Michigan refleja que el 56% de los padres suben fotos potencialmente vergonzosas de sus hijos, lo cual puede afectarles durante su adolescencia, o incluso en su etapa adulta, interfiriendo en su vida social y laboral. Existen otras investigaciones que revelan que más del 80% de los adultos comparten información personal en línea, y el 30% incluyen información personal en sus contraseñas, como por ejemplo nombres o edades de sus hijos. Esto podría generar hasta 7,4 millones de casos de fraude de identidad en línea para 2030.
En términos financieros, existen cálculos aproximados según los cuales el sharenting podría llegar a costar más de US$ 870 millones en fraudes en línea, siendo responsable de dos terceras partes de las suplantaciones de identidad en la próxima década.
Por su parte, la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños (NSPCC, por sus siglas en inglés), en Reino Unido, advierte que “cada vez que una foto o video es publicada, se crea una huella digital del niño que puede seguirlo en su vida adulta”.
“¿Cómo resguardarnos de esta situación? Lo primero que debemos hacer es ser conscientes de que todo lo que hacemos en internet deja una huella. Hoy nos conectamos tranquilamente a cualquier red inalámbrica y damos datos sobre nuestras vidas y las de nuestros seres queridos sin sospechar que todo el tráfico puede ser interceptado y analizado. En este contexto es importante que los adultos aprendamos a cuidar la seguridad en la red para dar el ejemplo a las generaciones futuras, que crecen en convivencia con la tecnología. Configurar la privacidad de las redes, no brindar nombres o geo localizaciones propias ni de los hijos, reforzar las claves y chequear regularmente la configuración de las cuentas, son algunos cuidados con los que podemos empezar”, asegura Jaime Herreros, experto en informática y CTO de Colegium, una plataforma de sistemas de gestión escolar y apps para las escuelas.
Mientras el país continúa en cuarentena, especialmente en el Área Metropolitana; y en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio, la conectividad se impuso como un bien necesario. Ya sea para estudiar, incursionar en el teletrabajo o contactarse con familiares o amigos. Desde casa, los usuarios se volcaron como nunca antes a las redes. A toda hora y en todos los dispositivos. Fue la forma de interactuar con el mundo exterior. Sin embargo, promovió también el escenario ideal para aquellos adultos que ejercen el acoso sexual a menores en Internet, los “groomers”, los causantes del “grooming”, el delito que creció en Argentina.
“Muchos nuevos usuarios de las redes quizás no lo saben, pero cuando se sube una imagen a la red es imposible eliminarla por completo más tarde. Si bien existen términos y condiciones en extensos documentos, es normal que se pasen por alto, siendo tan tediosos para su lectura y entendimiento. Cuando se sube una foto, cualquiera pudo haberla capturado y guardado para usarla con otros fines”, advierte Herreros.
Según los datos suministrados por Grooming Argentina, las consultas de padres se triplicaron en los últimos meses y el fenómeno es de alcance mundial: la Guardia Civil de España detectó un crecimiento del 500% respecto a años anteriores en cuanto a la viralización de contenidos relacionados con el abuso infantil. Se trata de una problemática que no conoce de fronteras y, en territorio nacional, se expandió de forma imperceptible, en sintonía con la pandemia del coronavirus.
“Las imágenes que muchas veces se suben por orgullo y por ternura son utilizadas por los pederastas. En estos últimos tiempos -indicó Almada- se recibieron muchísimas consultas por situaciones abusivas e incómodas vividas por niños, niñas y adolescentes frente a pantallas. También, quejas lamentando que su imagen se haya viralizado con burlas y humillaciones sin poder hacer nada para cambiarlo”.
Y añadió: “Así como se elige su ropa cuando son chicos o el colegio al que van a asistir porque es necesario, de alguna manera se extiende a las demás áreas de su vida y lo que debería ser el derecho al uso de la propia imagen, su identidad digital, pasa a ser el derecho de los adultos a exponerlas y en otros casos a comercializarlas, como los hijos de las celebridades del mundo. El fenómeno conocido ‘crianza en línea’ muestra una mirada adultocéntrica de la infancia”.
11 consejos para prevenir el sharenting sobre los más chicos
1. Tomate al menos dos minutos antes de compartir. En esos minutos podrás preguntarte para qué estás compartiendo esa foto y si tu hij@ estaría de acuerdo con que lo hagas.
2. Podés pedirle a tu hij@, si tiene la edad suficiente, que identifique las imágenes que le gustaría compartir y por qué le gustaría hacerlo.
3. Con los más chiquit@s podés pensar de qué manera podría afectar su futuro esa imagen antes de publicarla. Recordá que las imágenes quedan para siempre.
4. Asegurate de que las fotos que compartas, en las que aparecen tus hij@s, estén siempre vestidos.
5. Leé las políticas de privacidad de las redes sociales en las que compartís las fotografías. Recomendamos ver las configuraciones y políticas de privacidad de las distintas plataformas para asegurarnos que la imagen no llegue a personas desconocidas.
6. Tené siempre presente cómo se sentirían tus hij@s si en un futuro se tuvieran que enfrentar a una imagen suya que compartiste. ¿Podrían causarle algún malestar y/o daño?
7. Acordate de no contar la localización de tu hij@. Si necesitás hacerlo hay que tomar precauciones. Lo mejor es publicar de manera atemporal. Es preferible publicar la información una vez que nos retiramos del lugar para evitar que personas desconocidas puedan seguir los movimientos.
8. Si de todas maneras decidís compartir la información, hacelo desde el anonimato y pixela las caras de tus hij@s para respetar su privacidad.
9. Si envías imágenes o videos a través de mensajería instantánea (como WhatsApp), asegurate de dejar claro a las personas con quien las compartís que no pueden reenviarlas o publicarlas sin tu permiso.
10. Evitá mostrar fotos de tus hij@s, en tu foto de perfil, que es público.
11. Evitá publicar información que pueda revelar sus datos íntimos.
Para la doctora Felisa Lambersky de Widder, pediatra y psicoanalista especialista en niños y adolescentes, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, el advenimiento de las redes sociales, con las características particulares de masividad y poder de multiplicación y difusión en niveles no dimensionales, ha dado lugar a posibilidades de diversos tipos, beneficiosos y a la vez riesgosos, tal como ocurre con toda nueva adquisición de la cultura.
“Sabemos que existe una tendencia natural de los padres a contemplar a sus hijos con gran orgullo, por lo cual muchas veces desean compartir sus sensaciones y sentimientos a través de imágenes proyectadas en una red social mostrando, exhibiendo fotos, y avances en su crecimiento y desarrollo. De un modo tal vez inocente lo dan a ver en estos medios sin considerar el riesgo que implica el recorrido de un espacio virtual infinito y desconocido, ignorando el destino futuro de los mismos. Pensemos que los niños despiertan curiosidad y ternura y el deseo de hacer participar a amigos y parientes de estas vivencias, suelen anular el suponer posibles riesgos”, explicó la especialista.
Esta alianza propone sensibilizar en Facebook, Instagram y Twitter acerca de la situación de los niños y niñas que son expuestos en redes sociales, fenómeno que se conoce como sharenting (o crianza en línea), y que vulnera el derecho a la identidad digital. Se trata de proponer buenas prácticas en la crianza digital.
“No se si todavía tenemos la dimensión de lo que va a pasar con esto, las consecuencias van a ser severas. Exceptuando lo grave, es decir la utilización de las imágenes para el delito, y yendo a lo cotidiano, no tenemos la dimensión de lo que puede llegar a pasar. Como tampoco tenemos dimensión sobre cuánto se nos monitorea cuando bajamos una aplicación a nuestros celulares. Nuestra campaña es pionera en nuestro país en llevar cierta luz a lo que les pasa en el presente a los niños y lo que les puede pasar como adultos o adolescentes en el futuro gracias a estas imágenes”, concluyó Almada.
Fuente: www.infobae.com
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