Extraños que observan desde el anonimato. Extraños que comentan. Extraños que mandan mensajes privados.
La peor pesadilla de los padres es no poder proteger a sus hijos, hazaña que parece cada vez más difícil cuando el mundo a veces pasa más por la virtualidad, en especial en época de cuarentena. Más de mil millones de niños a nivel global fueron afectados por el cierre de escuelas por la pandemia, y la educación digital reemplazó a la física, lo que significó un aumento del tiempo de pantalla. Y esta hiperconectividad lleva, inexorablemente, a una hipervulnerabilidad.
Un niño tiene hoy su primer teléfono celular -en promedio- a los 9 años. Las plataformas digitales se convirtieron en espacios en los cuales niños, niñas y adolescentes se educan, se expresan y construyen relaciones. Según el Índice de Seguridad de los Niños en Línea realizado por el DQ Institute, casi el 60% de los niños entre los 8 y 12 años está expuesto a una o más formas de riesgo en la red, lo que se catalogó en el informe como una “ciber pandemia”.
El grooming es la acción deliberada de un adulto de acosar sexualmente a un niño, niña o adolescente mediante el uso de Internet, a través de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos como redes sociales, páginas web o aplicaciones de mensajerías. Pero aún es mucho lo que se desconoce sobre este delito, que conlleva una pena de 6 meses a 4 años de prisión y se incorporó al Código Penal en 2013 con la norma 26.904.
En días de aislamiento social obligatorio, los riesgos no tomaron distancia, por el contrario, se acentuaron y persisten más cerca aún de las pantallas. Lejos de constituirse como un delito autónomo, el grooming puede estar acompañado de amenazas como la extorsión, la amenaza, el abuso sexual y la producción, distribución y comercialización de material de abuso sexual contra las infancias (MASCI), mal llamada “pornografia infantil”.
“Sin dudas vamos a tener que estar preparados para contener la demanda que se originó a raíz de esta cuarentena”, vaticinó en diálogo con Infobae Hernan Navarro, titular de la ONG Grooming Argentina. “La pandemia de la pedofilia encontró en la tecnología un vehículo de acceso ágil y proximidad”.
Grooming en cuarentena y la figura del pederasta digital
Desde la ONG, realizaron un informe de grooming en el país, en el que se concluye que 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes hablan con desconocidos por Internet. Se trata de un profundo trabajo de investigación en buena parte del territorio nacional -incluyendo a las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Santa Fe y Santiago del Estero- para tener un diagnóstico preciso sobre el impacto del grooming.
El sondeo se realizó entre junio de 2019 y febrero de 2020. “Lo interesante de reflejar estas estadísticas ante esta coyuntura de pandemia es justamente centrarnos en los últimos datos relevados del año 2020 como punto de partida para proyectar y escalar la exacerbación que arrojaría por resultado la cuarentena en nuestras vidas, máxime teniendo en cuenta que se nos han quintuplicado las consultas familiares”, explicó Navarro.
“No solamente aumentó el riesgo en Argentina, sino en todo el mundo. En nuestro país hablamos de un incremento del 30% respecto al delito de grooming y en Europa el incremento es superior al 500% en relación a las imágenes de contenido sexual de niños, niñas y adolescentes, (material de abuso sexual contra las infancias)”, apunta. “Debemos hablar del fenómeno de la hiperconectividad que convierte a niños, niñas y adolescentes en hipervulnerables. Es un factor que está atado al contexto, no lo podemos soslayar. En resumen, veo una suerte de ‘tormenta perfecta’ para el incremento de los casos, debido a que como resultado tenemos a un cazador cazando en un zoológico”.
4276 niños y adolescentes de todo el país, de entre 9 y 17 años, alumnos de establecimientos educativos de gestión pública y privada, en niveles de enseñanza primaria y secundaria respondieron un formulario estructurado con preguntas cerradas de aplicación directa.
En el sondeo se advierte la figura del pederasta digital como un delincuente sexual que suele dirigir acciones de grooming a varias víctimas en simultáneo. En el 30% de los casos, son conocidos de la víctima originaria (denunciante), lo cual demuestra que el pederasta se vincula con su entorno (amigos, compañeros de escuela, contactos de sus redes sociales).
El pederasta digital sexualiza la conversación sin dilaciones, y comienza a pedirle imágenes a la víctima de manera repentina. Mantiene, además, contacto permanente con otros groomers para conseguir una mayor cantidad de material de abuso sexual contra las infancias, así como para realizar el acoso sexual online en manada con perfiles satélites. El interés por conocer en persona a su víctima suele ser nulo.
El 56,4% de los niños, niñas y adolescentes habla con personas desconocidas en Internet. Los índices más altos se registraron en las provincias de: Jujuy (86,3%), Santiago del Estero (73,5%), Santa Fe (67,3%), La Rioja (66,3%) y Neuquén (62%). En el resto de los distritos los resultados indicaron: Entre Ríos (59,4%), Mendoza (52,4%), Córdoba (51,6%), Buenos Aires (51,3 %) y Corrientes (39,1%).
Zoom, Tik Tok y otros ámbitos de “caza”
¿Hay plataformas especialmente peligrosas? No, aseguró el experto, no hay plataformas peligrosas en sí, sino niños y adolescentes con mayor afinidad y adhesión a determinada red social, ligada al sentido de pertenencia. “Por ejemplo, no podemos hablar de Tik Tok como una red social peligrosa en sí, pero, a su vez, es la tendencia del momento, y el sentido de pertenencia de los y las adolescentes la ubica como escenario de hechos de este tenor”, advirtió.
“Las redes sociales no son ni buenas ni malas, son herramientas. Ahora, al convertirse en la red social del momento, por supuesto que se ubica como escenario potencialmente peligroso debido a que los groomers se mueven en los ámbitos con mayor flujo de usuarios, como es en este caso. Respecto a Zoom, va en línea con lo planteado, donde en Argentina, al igual que en otro países del mundo, hemos tenido que lamentar casos de infiltrados, promocionando videos de niños y niñas siendo abusados”.
El 48,9% fue agregado a un grupo de WhatsApp por desconocidos sin su consentimiento. Además, el 32,6% de los encuestados que utiliza juegos en red ha hablado por privado con desconocidos, a partir de invitaciones recibidas.
Del abuso sexual por Internet al abuso sexual físico
“Entendemos al grooming como el delito de mayor impacto en las infancias y adolescencias”, apuntó Navarro. “Según nuestra matriz ideológica representa la nueva modalidad del abuso sexual, hablamos de un abuso sexual sin contacto físico, lo que representa un cambio de paradigma en el espectro del abuso. A su vez, puede ser la puerta de entrada a otros delitos; va a depender de la fluctuación o mutación del caso por caso”.
El grooming es un delito iniciador que puede derivar en abuso sexual físico. El 26% se encontró personalmente con alguien que conoció por Internet. Vale resaltar el dato que indica que -en promedio- un 10% de los niños y niñas menores de 13 años fue al encuentro personal con un desconocido.
Un dato realmente alarmante es que al 35,4% de los niños, niñas y adolescentes les han pedido que enviaran fotos desnudos o con poca ropa. Los índices más alto se registraron en Jujuy con el 53,8%; Corrientes, con el 52,3%; Buenos Aires, con el 42,1%; y Santa Fe, con el 43,5%. Además, el 33,49% recibió imágenes o vídeos de contenido sexual de un desconocido o de alguien que haya conocido por Internet.
La vulnerabilidad de la infancia y cómo identificar un caso
Hablar de niños y adolescentes es hablar de una población vulnerable. No todos van a ser vulnerables a sufrir situaciones de grooming, sino que va a depender de diversos factores, según desarrolló el titular de la ONG. Estos factores incluyen las dinámicas psíquicas, educacionales, sociales y familiares de cada uno. “Por eso pedimos responsabilidad en el acompañamiento de los entornos digitales por parte del mundo adulto que hoy se encuentra anestesiado en materia digital”.
La identificación de un caso se puede dar a través de diversos indicadores. En primer lugar, hay que tener en cuenta siempre las “voces de alerta”, que se resumen en situaciones que nos llamen poderosamente la atención. En cuanto a indicadores generales, podemos observar ansiedad, baja en el rendimiento escolar, fluctuación de los estados de ánimo, modificación del lenguaje corporal, entre otros.
En relación a los indicadores específicos, hablamos de las conductas conducentes a su relación con los dispositivos, como estar conectado hasta altas horas de la noche, insistencia al querer conectarse, ocultamiento de los dispositivos móviles. Estos indicadores generales, combinados con indicadores específicos (sin desatender las cuestiones biológicas propias de la adolescencia) son motivo para generar una alarma que nos permita dialogar con los más jóvenes, y no interrogarlos.
Qué hacer ante un caso de grooming
Ante la sospecha de un caso, Navarro recomienda no borrar ninguna conversación ni contenido del dispositivo en el que haya elementos de prueba; realizar capturas de pantalla que evidencien el accionar del groomer y alojarlas en otro dispositivo; no bloquear ni escrachar al groomer en las redes sociales; no denunciarlo en redes, la denuncia siempre es penal.
“Como mensaje al mundo adulto, agrego: no hacerse pasar por la víctimas continuando las conversaciones, no citar en ningún lugar físico al delincuente sexual, inmediatamente cortar la comunicación, recopilar la evidencia digital y realizar la denuncia ante los órganos competentes: el departamento judicial correspondiente según nuestro domicilio o la comisaría cercana”, indicó Navarro.
Grooming Argentina cuenta con la primera aplicación en el país que permite denunciar un caso de grooming "en tiempo real" con solo presionar un botón. Se llama GAPP y es gratuita para los dos sistemas operativos, android y iOS.
La delgada línea entre supervisar y violar la privacidad
"Es importante comprender que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho y que invadir su privacidad (en sus redes sociales) significa avasallar un derecho personalísimo, como es la intimidad", advirtió.
La diferencia radica en "supervisar" el uso de los entornos digitales, que no es sinónimo de invadir. Se debe apostar a un diálogo permanente, estableciendo como política de cada hogar la idea de promover una "convivencia digital" con pautas claras, reglas de uso, la imposición de normas y límites, contribuyendo al bienestar digital de los más chicos. "Hoy afirmamos que somos todos y todas ciudadanas y ciudadanos digitales, y como tales, debemos adoptar medidas de seguridad, de resguardo y protección. La ausencia de conciencia radica en el incremento de casos donde los distintos derechos se ven vulnerados".
“Debemos hablarles con el hecho fáctico, desde temprana edad. Hoy un niño o niña se emancipa digitalmente a los 9 años en promedio en Argentina al asumir la responsabilidad de tener un celular propio. Es por eso que estos datos revelan el trabajo que Grooming Argentina viene haciendo en estos años en materia de educación digital, que consta no solamente en el aporte información sino que a la vez opera como detección temprana de casos en los cuales las víctimas no se reconozcan como tales”, concluyó.
Fuente: www.infobae.com
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